A la cárcel (casi) por gorronear WiFi

Y allí se topó con un artículo que castiga como delito el acceso a redes informáticas, con una pena de hasta cinco años de prisión. Poco importó que el propio jefe de policía reconociese que Peterson no sabía que estaba quebrantando la ley, y que los dueños de la cafetería asegurasen que la conducta de Peterson les era indiferente. Los fiscales se lo estuvieron pensado y decidieron acusarle por cometer el delito. Aunque eso sí, con benevolencia: 400 dólares de multa y 40 horas de trabajo comunitario.
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